miércoles, 4 de marzo de 2009

Parece que lo que me pongo en la cara no son solo piercings...

En el sueño me despierto en la casa del rancho de mis abuelos, la misma donde soñe al león. M el levanto de un colchón en la sala y camino al baño, me miro en el espejo del baño y me doy cuenta que no traigo ninguno de mis aretes, sorprendido regreso al colchón y los encuentro uno por uno.
Los junto todos en las manos y camino a un cuarto, que en mi sueño es un cuarto/baño, me paro frente al espejo del cuarto/baño y pongo todos los aretes en un buró, pero se me caen de las manos y del buro, son demasiados, como si trajera canicas en las manos, ruedan por todas partes, caen al suelo, rebotan, recojo solo algunos, los demás se van debajo de la cama.
De pronto el cuarto está lleno de niños que me preguntan que hago, no les puedo responder porque me estoy poniendo el de la lengua, luego me pongo los dos del labio, se ven bien raros, están echos como que de plastico, cuando me voy a poner el de la ceja se me cae, me inco a buscarlo y encuentro todo tipo de curiosidades, piedras bien bonitas, aretes para la nariz, , un resorte, no recuerdo que más, pero no mi arete, luego pienso en ponerme otra cosa por mientras para que no se me cierre, me encuentro uno de esos alambritos para cerrar la bolsa del pan y cuandointento ponermelo la perforación ya se ha cerrado.

Me despierto y paso dos de mis dedos por mi ceja derecha, todo está en su lugar.
También he soñado cosas similares con mis tatuajes.

3 comentarios:

  1. Qué sueños!

    Yo estoy de acuerdo con Jung...
    alguna vez soñé a una amiga lemiendole los pitos a dos bebés, ya después que se calmaron las aguas le pregunté:

    -¿Cómo diablos paraste los penes de dos bebés?

    Ella dice que algún día va a decirme y yo ansío.

    Saludos!
    Me gustaría seguir leyendo esos sueños que distan de extraños.

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  2. Eh yo también tengo un sueño bien raro, te lo voy a mandar por mail porque es muy largo de comentar. No me había dado el tiempo de leer este blog pero es que me doy cuenta de que a veces menosprecios mis sueños (los que tengo mientras duermo; a los otros ni caso les hago.)

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